Aventuras de magia y espada: Capítulo 1

Así empieza la historia que yo os pienso contar
como me contara mi abuelo hace tantos años ya,
la historia del muchacho que un día se despertó
en un mundo peligroso, desconocido y extraño.

Cuando en el cielo amaneció el muchacho abrió los ojos
para ver, muy sorprendido, las figuras que tenía ante él
_No temas, joven caballero, pues daño no te infrigiré
ni tampoco mi compañero de ojos claros tan silencioso.

Cuando el muchacho tomó conciencia de la situación
se vio ante un viejo mago de larga barba canosa,
y a su ayudante, tan bajo como un botijo, con una extraña ropa:
una túnica marrón que cubría hasta en su rostro toda facción.

Sólo esos ojos brillantes, vidriosos, casi transparentes
desprendían una brizna de sentimiento, aunque no se sabía nunca cúal.
_Levanta, caballero, y escucha atentamente lo que te voy a contar
pues necesito para esta misión al más bravo y más valiente.

Escucho así el joven muchacho el discurso del mago con atención,
Se vistió con las ropas que le fueron ofrecidas, dándole un aspecto noble:
Un casco para cubrir su largo pelo y una cota de malla no apta para un pobre,
cubriendo sus brazos y su pecho del metal que debería darle protección.

Encontró una larga espada como arma para poder ir hacia el destino
mas no le dieran mas objeto de defensa que sus propias ropas y su inventiva
_Ahora ya sabes tu cometido,_ dijo el mago _ ve y derrota al Maligno
y restaura la paz de esta nuestra tierra y que pueda volver a brotar vida.

_¿De ese modo podré volver a mi mundo del cuál me habéis sacado?
_Por supuesto, caballero, mas ahora debes permanecer en esta tierra
pues se me ha dicho que sólo tú podrías vencer para nosotros esta guerra.
Recibe de este viejo valor y seguridad mediante mi vara y mi cayado.

El ayudante, experto mago, que se limitó sólo a observar
también iría con el muchacho, pues podía ser muy valiente y poderoso
pero el mundo de la magia para un novicio puede ser muy peligroso
y los peligros que le esperaban eran para echarse a temblar.

Y así es como el muchacho, armado en esta tierra caballero,
y su pequeño ayudante tan silencioso a la par que poderoso
se embarcaron en una aventura en la que no verían oro
sino tan sólo las dificultades para conseguir la libertad.