27 septiembre 2006

Preciosa

Quisiera dejar salir mi sufrimiento
como aquellas lágrimas ya derramadas
Quisiera que por un momento sólo
oyeras cada noche como lloro.

Si jamás te hubiera visto al entrar en ese bar
entre el ruido de la radio y la luz del televisor,
tras el humo de cigarros se escondía tu mirada,
tu sonrisa, tu melena, ese yo tan seductor.

No te pido que aparezcas como un ángel del Señor,
ni siquiera que aceptaras el destino del ladrón.
Ya no rompas el hechizo que cantó tu bella voz,
sólo acepta que, preciosa, me has robado el corazón